Se trata de la maquinaria más pesada y enterrada de la aeronave que impactó en la costa norte del río Paraná Guazú. Afirman que es muy difícil su recuperación.
El operativo de la tragedia aérea en el Delta va llegando a su fin tras la aparición del avión en un pantano. El 24 de julio, día en que despegó del Aeropuerto de San Fernando con destino a la provincia de Formosa, había desaparecido del radar y el último sábado fue hallada en la costa norte del río Paraná Guazú. Ya retiraron los cuerpos de las tres personas que viajaban y enviados a la Morgue de San Isidro.
El peso de los motores y la velocidad a la que impactó la nave provocaron que los motores quedaran enterrados a cinco metros de profundidad. Por eso, los investigadores evalúan que las partes más pesadas sean abandonadas por el riesgo que conlleva su recuperación.